¿Por qué en ocasiones las relaciones personales son tan difíciles?

El delicado equilibrio entre respeto y libertad seguramente es un factor importante. El “haz lo que te gustaría que hicieran contigo” no siempre funciona, pues lo que para mi es una tontería para ti puede ser un mundo, además no medimos con el mismo rasero, somos capaces de decir sin titubear cosas como: “yo puedo hacerlo, pero tú no… ¿no ves que no es lo mismo?” y hasta llegamos a argumentarlo e incluso a creerlo.

Sin embargo, hay una pregunta más interesante que el porqué, ¿para qué en ocasiones las relaciones personales son tan difíciles? O mejor dicho ¿para qué elegimos relaciones complicadas? O ¿para qué nos empeñamos en complicarlas? ¿miedo a la entrega? ¿De alguna manera nos creímos que las relaciones son así y tenemos la necesidad de corroborarlo? Y nos decimos una y otra vez… “si esto yo ya lo sabía”.

Y la pregunta más importante de todas es ¿cómo hago para salir de esta trampa? Empieza a escuchar al otro en su idioma (no en el tuyo), si, ponte en su lugar. Escucha con total apertura, si vives sus palabras como un ataque la comunicación será prácticamente imposible, prescinde de sus formas, céntrate en el contenido. Escúchate, observa en qué herida tuya te ha dado, cúrate. El otro sólo señala tu dolor, un dolor tuyo.

Las relaciones sanas empiezan por ti, siéntete libre para respetarte. Tu te conoces más que nadie, empieza dándote lo que necesitas. Y ámate, pasarás el resto de tu vida contigo. Y desde ese amor, cultivarás relaciones sanas con los otros.